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La ciudad croata de Kostajnica es una pequeña localidad situada en la parte sureste del interior de Croacia. Aunque hoy en día solo tiene 2800 habitantes en 55,4 kilómetros cuadrados, Kostajnica siempre ha sido un vínculo importante con la vecina Bosnia y Herzegovina, ya que se encuentra cerca de la larga frontera estatal. El encantador pueblecito esconde en su interior muchos secretos tumultuosos, y prueba de ello son los magníficos edificios, como la iglesia de San Obispo y San Nicolás Antonio de Padua con el monasterio franciscano del siglo XVIII. Un detalle importante de la historia fue la importancia de Kostajnica en la época napoleónica, cuando Kostajnica era un importante centro comercial. Allí y entonces se construyeron muchas carreteras y una oficina de correos, y se desarrolló una artesanía en pleno apogeo. Kostajnica recibió su interesante nombre por los numerosos castaños que encontraron refugio en sus tranquilas y apacibles calles. Pero esas calles reviven rápidamente y se llenan de risas y diversión en los conocidos y bien organizados festivales, Kestenijada y Motorijada, festivales de castañas y motos, que divierten a los rockeros eternos, a los amantes de la velocidad, a los amantes de las castañas y a cualquiera que llegue a la ciudad en esa época del año. Además de un hotel, el alojamiento puede encontrarse en un apartamento privado o en una habitación donde amables anfitriones le recibirán con brandy casero, šljivovica, y un alojamiento limpio y cómodo. Sin embargo, lo más impresionante de Kostajnica es su naturaleza única, influenciada por el río Una, en cuyo valle se encuentra Kostajnica. ¡Parece magnífico! Los castaños con sus hojas desobedientes, que pintan las calles y plazas de la ciudad en una inmensa fuente de hermosos colores. Es un idilio otoñal que detuvo una carrera contra el tiempo y te devuelve a una época en la que carruajes y caballos recorrían estas calles antiguas. ¡Debes sentirlo!
